viernes, 17 de julio de 2015

SU REFUGIO ERA LA LECTURA









relee la misma línea de texto decenas de veces

porque apareces constantemente en ella

aun sin que esté tu nombre escrito

y la concentración es imposible

tu persistencia insoportable

y cuando vuelve al principio

pronto se percata de que sigues allí

de la nueva intromisión

o más bien de que no te has ido



a veces se tapa los ojos

respira hondo

los abre de sopetón

y parece que no estás

pero cuando va a cantar victoria

tienes la osadía de aparecer sonriente tras alguna palabra

arrebatándole de nuevo el desahogo triunfal de la boca



su refugio era la lectura

hasta que te conoció

la lectura siempre fue el chamizo de granjero

en medio de la triste nada

al que correr a cobijarse

cuando estallaba la tormenta

y la ira



y sumergido en la lectura desaparecían los nombres

los malos tragos

y los ecos de los reproches

y leía hasta olvidarlo todo

chapoteaba sobre aquel papel mojado

de lluvia de nubes o de ojos

hasta no recordar ni quién era el que leía



su refugio era la lectura

pero tuvo la desgracia de dar contigo

y ahora se le ocurren multitud de estupideces

como ir a tu encuentro

postrarse ante tu engreída calavera

rogarte que te busques otra cabeza donde habitar

y cubrir llegado el caso tu apuesta

hasta se abandonaría a todo tipo de supersticiones

y de rituales absurdos

con tal de que de una santa vez

no vuelvas a los párrafos y a los versos

y que tu mutis sea categórico y definitivo

es preferible perder una biblioteca

en un incendio o por un exilio

que tu terrible insidia



y es que sus horas estarán contadas

si no cierra el capítulo

si no dejas de ser su estigma

y no vuelven a gritarle los libros

sólo los libros


Emilio Losada


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