jueves, 22 de mayo de 2014

PRETENSIÓN




Escribir un poema como quien

redacta la lista de la compra,

detallando con exactitud

los artículos que el cuerpo

y la mente precisan

sin más peligro que el de elevar

de forma transitoria

la tensión y la autoestima.


Escribir de forma serena,

como quien cultiva una afición

absorbente e inofensiva

o practica un deporte por placer,

con su dosis de calculado riesgo

en dilución breve y homeopática.


Desterrar del diccionario

palabras terminales como

angustia,

pasión,

infierno,

condena,

lamento,

tortura.


Escribir, por fin, levantada del suelo,

sin desangrarme en el callejón
de una estrofa ni arañarme la piel
con la arista de un verso.


Como en este poema,

sin ir más lejos.

Quién dice que un día

no lo consigo.



Lidia Li


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