sábado, 3 de diciembre de 2011

La hondura, en mi




Me duele el silencio,
y como todos los ecos
de la noche lo traicionan.

Me duele llorarte

y fingir
que no me duele,
cuando todo me duele.

Cuando hay
un desgarro tan hondo,
se van necrosando
las ganas de seguir.

Resucité,
para morir de nuevo,
y deseo que pase
esta agonía,
porque ya no sé
por lo que luchar.

Y si esta lucha,
es sólo mía,
me resigno a la amargura
de perder antes de jugar.

He hablado de amor,
y de entrega,
y he rezado siempre
por ti.


Pero hoy me levanto,
desnuda,
descalza,
y me retiro
sin hacer ruido,
para no molestar
el descanso del día,
o el aroma de la luna.

La eternidad,
no es una vida sin ti,
es un solo silencio,
o una sola frase
que querría borrar
de tus labios.

Y el dolor,
la existencia
de esos labios
que no pueden
borrarse...

Que no pueden
borrarse... de mi.



Mayte Albores


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