lunes, 27 de junio de 2011

Empujo la herida hacia el olvido





Empujo la herida hacia el olvido
y la mano dispuesta a la ternura,
te pongo en el primer lugar del mundo,
guardando en mi memoria tus pisadas
y la continuidad de un abrazo.
Aparece la palabra precisa,
y comprobamos que todo un calendario
no es bastante para amarnos.

No hagamos más de los ojos la frontera,
porque ahora vamos a mirarnos al revés,
de afuera hacia adentro,
traspasando las pupilas encendidas
hasta que se nos doble el corazón
y nos sepamos indivisibles.
Porque quiero que me anides
sin que nada se interrumpa,
ovillarme en ti, tan en ti,
tan en tu sangre,
que no haya regreso.



Concha Vicente Estebán


1 comentario:

Carlos dijo...

Ojalá no haya ese regreso.
Ojalá allá acurrucada permanezcas mucho mucho tiempo.