martes, 31 de mayo de 2011

PISANDO LOS CHARCOS






Estalló el vendaval súbitamente.
Caminábamos absortos
sobre los charcos,
a lomos de una inocencia ciega
que resbalaba
entre toboganes de gotas,
bajo los aleros
de los palacios renacentistas.

En el ruido del agua
nos ocultábamos
de nuestros dragones
y el uno del otro.

Mas silenciosa
regaba la lluvia
secretas semillas, enterradas
en nuestro corazón fértil,
y mil lirios azules
nos nacieron de repente
en el pelo.

Así sin darnos cuenta,
entramos en un túnel
sin retorno.
Y donde un día imaginé
un jardín soleado de nardos blancos,
sólo sentí un vértigo oscuro,
al perderme hacia abajo en tu cuerpo.



Anaís Pérez Layed


1 comentario:

Carlos dijo...

Y sin darnos cuenta entramos en un tunel sin retorno....
cuanta verdad en tan poca palabra.... un beso