lunes, 15 de noviembre de 2010

Poesía del miedo Primer premio

Luces,
cámara,
¡acción!

Sopla el viento, chispea la lluvia, se extiende la bruma
con ojos verdes baja con calma la escalera. Empuja a todo transeúnte cauteloso
en un halo de sábanas blancas aparece ante ti
con gafas oscuras, cabellos mojados dispara un fusil sin gatillo
el ascensor se eleva
sale a la azotea
me llama con la voz triste de mi madre.

Llueve con fuerza
mis heridas trepan por las grietas de las palabras
y serpentean sobre el empedrado del texto
espíritus encorvados sobre los renglones, se calientan con fuegos encendidos en latas
pasa un jinete al galope
ella, cobijada en el crepitar del quinqué se abraza a él con más firmeza.
Ecos de carcajadas tenebrosas afilan los cuchillos, cabritos blancos brincan de las palabras
mis heridas hierran un caballo que no relincha
ella, cobijada en canciones de cuna se abraza a mí con más firmeza.
En un halo de sábanas blancas mi madre cae del caballo.


Se había desmoronado el tinglado de mi choza de adobe
y enterrado en los muros y ladrillos caía precipitado en sus brazos
para que con un beso húmedo y helado
me recosiera junto a mis llagas a estas calles
en la calle, sobre las líneas formadas por mis heridas
una chiquilla jugaba a la rayuela, exhibiendo sus cabellos trenzados
frente a palabras raídas, impregnadas aún del olor del adobe y los cascotes.
Un terremoto de llanto
cava un cementerio viejo de recién casadas
en las colinas temblorosas de mi cuaderno de ejercicios
sus ojos verdes y su nombre huían del marco, huían de la gramática.

Esta noche, las sirenas y los bombardeos
me llevan miles de páginas atrás
para que la suba a lomos del caballo con sus ojos verdes
y atraviese el cementerio al galope
la lluvia borra mis heridas del empedrado y dibuja bajo estos renglones una línea roja
los relinchos de los caballos se mezclan con la lluvia

Si no llueve, si no se extiende la bruma
si no oís el disparo de un fusil sin gatillo
y una mujer con los ojos verdes, gafas oscuras y un halo de sábanas blancas
no baja las escaleras para pararse frente a vosotros y decir "¡corten!"
peatones cansados y mudos
repetid alguna fórmula mágica para que los espíritus huyan de vosotros
y no os atrapen en la trampa de mi memoria.




Epitafio


De pies a cabeza
cubierto de espinas silvestres
corro en los fuertes vientos.
Si no fueras tan bella,
el infierno no sería tan ardiente.



Mohsen Emadi


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