miércoles, 17 de noviembre de 2010

Poesía del miedo Premio del público (II)




GANAR ALTURA: PERDERSE


Para quienes han heredado
tantas preguntas de su ausencia



Imitan los índices bursátiles
las curvas de un reptil presuntuoso.
El mercado es quien rige las conciencias.
Insaciables turistas energéticos
exigen la belleza del petróleo.
Pudren las fuentes
cada vez más finitas del planeta.
Los padres aceleran la infancia de sus hijos
con teléfonos móviles.
Los jilgueros de Dios son armas
de destrucción masiva.

Sufre el joven de puro corazón
(alas presas en el estómago:
todas las utopías que bebió)
se desabrocha el pecho
(su mariposa libertaria
contra los parabrisas de la publicidad)
y se mira de frente la impotencia.

En la clarividencia de un relámpago
decide soltar lastre
despojarse del tiempo que le queda:
se lo entrega al abismo generoso.
Antes no ser
que claudicar.

Blanco devora al negro
en su código de barras
el alma derrapando
en facciones sin rostro.
Cuando abre los ojos
sólo escucha la nieve.




Epitafio



Quiso vivir
en el temblor de los límites.




Emilio Pedro Gómez


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