viernes, 5 de diciembre de 2008

SIMULACROS




La hora del deseo tiene nombre de tarde,
nombre de hotel,
cualquier hotel.
Nos empuja la palabra,
tantas palabras volaron hasta entonces
que el silencio deviene el confín de la ternura,
el calor de la noche
que lentamente nos abraza.
Jugamos al amor, a esconder las evidencias,
a desatender patrias,
pero Abidos tiene ojos de reloj en gris y te reclama,
sólo a ella perteneces,
tú y yo lo sabemos,
pero nos asomamos a los simulacros,
a la negación de nada-es-no.
El Helesponto es sólo tuyo
y yo, hija y madre de Afrodita,
cierro el corazón a las mareas.


Pura Salceda


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta este poema. No creo conocer a la autora,pero me ha gustado mucho. Besos
anamorgana

UMA dijo...

Si lo he leìdo (y comentado ademàs) y has hecho una bella elecciòn hoy, bien merecida para nuestra amiga.
Un beso, Fer.