sábado, 28 de julio de 2007

París

París, siempre nos quedará París
y el profundo deseo de tenernos.
No hay sombras entre los altos árboles,
y en sus alamedas se susurran las canciones
con la cadencia hermosa del recuerdo.
En tus ojos sé leer
el más pequeño destello de ternura
y en tus labios siento crecer la humedad
inquebrantable de tu cuerpo.
Nuevamente, aquí, entregados el uno al otro,
para perdernos en los bulevares,
callarnos ante el eco de nuestros pasos,
ante Notre Dame y la Isla de San Luis,
subir hasta El Sacre Coeur y admirar Montmatre,
el Arco de Triunfo, la torre Eiffel, Los Campos de Marte, El Louvre,
y volver a reencontrarnos por los puentes y los paseos del Sena.
Todos somos extraños en París y todos somos viejos conocidos de sus calles.
En la retina quedan sin olvido los souvenir que nos regala el recuerdo.
Pero nada de esto nos hace ser más habitantes de esta ciudad,
ni tener mayor nostalgia que la que tu mano encuentra en la mía.
Será que estamos varados en el siglo pasado
y nos quedan todavía vestigios de romanticismo.

3 comentarios:

Lucía dijo...

Sí, es muy romántico.
Un abrazo.

Fernando dijo...

;);) a veces me puede el sentimiento...besos

Sofía B. dijo...

Mi sitio favorito de Paris (Fuente Medici, Jardines de Luxemburgo)no sale en las guías vulgares ni en los poemas...

Aunque realmente con París ese es mi sito favorito hoy, mañana quien sabe.

P.D. Sí me estoy haciendo un maratón por el blog